2012 | 270 pp. | Anagrama & Mondadori | Here and Now | 9788439726326

 

«Tengo curiosidad por saber lo que «ves» en tu cabeza cuando lees una novela o un relato corto (…) ¿acaso la mente aborrece el vacío? ¿hay necesidad de dar cuerpo a lo que es vago e informe para concretar la acción? ¿o puedes conformarte con las palabras escritas en la página, por sí misma?» – Paul A.


Impresiones: Sumergirse en las páginas de «Aquí y ahora» supone convertirse en el espectador invisible de una amena conversación entre dos buenos amigos – John y Paul, en la que pierden importancia los apellidos que les distinguen como hombres de las letras. La correspondencia, mezcla de relato, guía de viajes y apuntes autobiográficos, aborda así una heterogeneidad de temas que van desde la literatura, el cine y otros «placeres culpables«, pasando por la actualidad política y económica, hasta la vertiginosa sociedad de la información. En este sentido, tienen especial protagonismo sus detenidas reflexiones sobre la actual e «incomprensible» recesión económica, la Primavera Árabe y el conflicto de Oriente Próximo, así como la competición atlética y los deportes de equipo. Pero, contrariamente a las expectativas generales, queda fuera de su alcance la materia que podría colmatar los huecos literarios que pairan en el aire tras la lectura de sus novelas.


De todos modos, independientemente de los asuntos o las cuestiones que cruzan sus mentes en los tres años que cubren estas cartas, sus domesticadas y entrenadas plumas acaban denunciándolos. Si las cartas de John brillan por su incisiva precisión y reducida extensión, las de Paul ponen en evidencia la envidiable voz del contador de historias de «El cuaderno rojo» (1993) al hacer hincapié en anécdotas cotidianas, aquí denominadas «casos de estudio«. Y claro que esto desvela, en cierta medida, también algunos de los rasgos más marcados de sus personalidades. En palabras de Coetzee, «soy demasiado breve en mis respuestas, y esa brevedad (sequedad) se malinterpreta muy a menudo como signo de irritación o de enfado«.


Si bien es cierto que, en contadas ocasiones, ambos autores dejan caer brevísimas notas sobre sus obras, quizá lo más interesante para sus lectores radique en la oportunidad de espiar fugazmente sus bibliotecas personales, donde figuran distinguidos nombres como Platón, Franz Kafka, José Luis Borges, Sigmund Freud, Fiódor Dostoievsk , Susan Howe, entre otros. Paul Auster, por ejemplo, dice que «prefiere con mucho las antologías imaginarias de «Las ciudades invisibles» de Italo Calvino, el poema en prosa de Henri Michaux «Te escribo de un país lejano…»o incluso «El viaje a la luna» de Cyrano de Bergerac; obras de fantasía pura que parecen decir más sobre la vida humana que cualquier libro, artículo o reportaje realista«. Además de sus influencias, ambos autores entran también en el debate sobre la edad de oro de la poesía norteamericana, la noción del estilo tardío, la crítica literaria, la experiencia lectora y la decadencia silenciosa del protagonismo de las artes en nuestra vida interior. Sin embargo, dichas líneas temáticas son particularmente microscópicas en el conjunto de la obra.


Dicho todo lo cual, «Aquí y ahora» es uno de esos libros que se deja leer y que, sin ir más allá, ofrece algunas curiosidades curiosas y puede resultar revelador sobre sus vidas personales y rutinas profesionales. Sin embargo, en mi opinión, los temas que, seguramente, resultan más llamativos para el público al que está dirigido son tratados con excesiva superficialidad. Usando las palabras que Coetzee ha elegido para expresar sus impresiones sobre «Sale el espectro» (2007) de Philip Roth, «Aquí y ahora» no me parece una pieza particularmente notable (yo diría que ni siquiera imprescindible) dentro del canon de ambos escritores.

 

Conclusión: Un seminario express sobre libros, literatura y titulares de periódicos


Otras novelas comentadas en el blog:

Desgracia“ de J. M. Coetzee, 2009